La evolución de las sillas de oficina
La evolución de las sillas de oficina ha sido realmente trepidante. Hasta llegar a las buscadas sillas ergonómicas han tenido que pasar algunos años. Años en los que hemos podido conocer sillas de todo tipo.
De hecho uno de los primeros prototipos fue creado por uno de los grandes ilustrados de toda nuestra historia como fue Charles Darwin. Y es que moverse entre tantos tubos de ensayos y experimentos era demasiado engorroso para hacerlo todo el día de pie, por eso, un día se le ocurrió ponerle a una silla unas ruedas y las patas de una cama.
Aunque no fue el único, se cuenta que también Freud se fabricó su propia silla de despacho para sentarse cómodamente mientras escuchaba a sus pacientes.
Sin quererlo proyectaron lo que en un futuro sería una silla de oficina.
Inicio de la fabricación
Sin embargo, no fue hasta más tarde cuando se empezarían a fabricar en serie las sillas de oficina, propiciado por una revolución industrial que originaría un mayor volumen de puestos de trabajo de carácter administrativo.
La evolución de las sillas de oficina fue estrepitosa, sin embargo quedaba un apunte más que destacar y era la diferenciación entre sillas de oficina para jefes y las que eran para los trabajadores normales de la plantilla.
Es muy curioso porque estamos hablando de algo que sucedió a mitad del S. XX y aún hoy en la actualidad, ya metidos en el XXI se sigue haciendo de la misma manera.
Es decir, los jefes tienen sillas de jefe y el resto, pues no. Esto es así desde que en 1956 Frank Lloyd Wright se le ocurrió esa idea.
Las características básicas de una silla de oficina para jefe es que tiene que destacar del resto por su altura en el respaldar, también por el material utilizado en la fabricación, generalmente piel y también por su color, el color más demandado entre los altos directivos, es el negro. El negro expresa seguridad, firmeza, elegancia, éxito...
Hablando de nuevo del pasado, las sillas de oficina que se fabricaban entonces eran casi todas de madera tapizadas.
Mirando al futuro
Si tuviéramos que mirar el futuro de las sillas de oficina, tal vez tendríamos que apuntar nuestra vista hacia la ergonomía y ante las posibilidades de reciclar parte de las sillas que ya no se utilizan, es decir el aspecto sostenible.
Todo esto tiene mucho que ver con la evolución que estamos viviendo actualmente en el trabajo. Es decir cada vez más son las personas que trabajan desde casa, y esto va a marcar indudablemente el camino que siga la fabricación de sillas de oficina.
Tan sólo un apunte para darnos cuenta, el 40% de los trabajadores de IBM trabajan ya desde casa, esto es una nota clarísima de que ese va a ser nuestro futuro.
Y de aquí a pocos años la gran mayoría trabajará desde casa.
En cualquier caso, y teniendo en cuenta también nuestro estilo de vida acuñado al uso continuo de las nuevas tecnologías y sobre todo de los equipos informáticos para trabajar, necesitaremos seguro contar con una nueva y reciclada generación de sillas para la oficina.